¿Qué es el Taichí?

El Taichí es un arte marcial que practican millones de personas en todo el mundo debido a los múltiples beneficios que ofrece, tanto a nivel corporal como mental, por la parte de meditación que incluye.
Estos beneficios se hacen evidentes en poco tiempo, pues aunque se trata de un ejercicio que se realiza lentamente y de forma suave, con él se pueden trabajar todos los músculos del cuerpo, y además se tienen en cuenta otros factores como la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio.
De este modo, el Taichí es efectivo en la mejora de la condición física, en el tratamiento de enfermedades circulatorias e incluso a la hora de retrasar el envejecimiento.
La particularidad de esta disciplina consiste en combinar de forma armónica los tres fundamentos en los que se sustenta, y que son el movimiento corporal, la concentración mental y la realización de una respiración consciente.

Como muchos otros deportes, el Taichí puede llegar a influir en la disminución del estrés que acumulan las personas, ya que gracias a los factores de respiración y de concentración hace más fácil relajarse; y resulta adecuado para mejorar la movilidad de diversas articulaciones, como los hombros, las rodillas o la espalda, que en otros deportes se ven sometidos a una tensión excesiva y poco natural, que genera sobrecargas e incluso puede devenir en lesiones severas, mientras que en el Tai-Chí se protegen y fortalecen, y se promueven posturas correctas.

El Taichí no solo supone una multitud de ventajas en los sistemas y partes del cuerpo que habitualmente pueden mejorar con otros ejercicios, sino que también afecta a la circulación de la sangre y la tensión arterial, gracias a los movimientos suaves; a la digestión, porque activa el funcionamiento intestinal; e incluso al sistema nervioso, pues la realización unificada de movimientos repercute en una tonificación equilibrada de este sistema, y favorece la capacidad de atención y la calma.

Sobre el aspecto mental y la concentración, los expertos en la disciplina recomiendan que el Taichí no se practique nunca de manera automática, mientras se piensa en otra cosa, sino que al tratarse de una composición de ejercicios relativamente compleja, la mente debe estar activa por completo, concentrada en los cambios de actividad o movimiento.
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